Guía nupcial para repitentes

Escrito por Bodaplanes el . Posteado en Novios

Siempre habrá una nueva oportunidad para todo y el amor no es la excepción. Si decidió darle otra ilusión a su corazón, desarrollamos una sencilla guía para que organice una nueva boda.   Una vez tomada la decisión de casarse, los novios deben hablar lo más pronto posible con sus cónyuges anteriores. En el caso de tener hijos, es importante que se lo comuniquen a cada uno personalmente. Sólo en el caso de que vivan en otro lugar retirado, otra ciudad o en otro país, se les puede participar del hecho por teléfono. Aun cuando no se cuente con la aprobación de los seres queridos, se les debe informar de una manera serena y aprovechar para comunicarles en su momento los datos de la fecha, la hora y el lugar escogidos, no sin antes reiterarles el deseo de que asistan y que intenten entender el derecho de ustedes a comenzar una nueva vida. En este punto es conveniente aclarar que se hace público el anuncio del nuevo enlace, única y exclusivamente cuando los trámites de divorcio de las parejas anteriores se hayan efectuado legalmente.   Una vez superado este tema de la noticia inicial, viene la parte de la programación, de los trámites y de las finanzas. Aunque se haya pasado por esto la primera vez, es fundamental saber ciertas normas que se deben seguir, pues, hay algunas diferencias entre las primeras y las segundas o terceras nupcias. En este caso, quien asume el costro total de la boda son los contrayentes, nunca sus familias; ellos se dividen los gastos totales por partes iguales; o, si la capacidad monetaria no es similar entre los dos, se puede llegar a un acuerdo de porcentajes. Comencemos, entonces, por hacer un repaso de lo que serían, a grandes rasgos, los puntos que se deben considerar durante las fases de planeación, organización y ejecución:   •De acuerdo con la ley Hay una serie de normas que los futuros cónyuges deben tener en cuenta, para evitar malos entendidos en el futuro o contratiempos en la víspera de la boda.   Capitulaciones Es una figura jurídica en la cual la pareja llega a un acuerdo, antes de contraer matrimonio, respecto a los bienes que cada uno posee; más que nada se hace cuando existen hijos de las relaciones anteriores. Las leyes estipuladas en el Código Civil son las encargadas de regular cada uno de los pasos a seguir para realizar estas capitulaciones, en las que se pone de manifiesto el valor de los bienes que cada uno aporta al matrimonio, las que quedan por fuera de la sociedad conyugal, y el monto al que ascienden las deudas que posee cada uno. Lo ideal es que siendo un tema tan difícil de tratar, se maneje con la mayor prudencia posible, sin herir susceptibilidades, pero de una manera clara y concisa, que no dé paso a malos entendidos. Lo ideal es que, en primera instancia, este tema lo trate únicamente la pareja en privado y que, en cuanto lleguen a un acuerdo, cada uno contrate a su abogado de confianza para redactar el documento final.   Documentación Se deben reunir todos los documentos que se solicitan legalmente, para que la nueva unión se realice sin inconvenientes; para ello se requiere: el registro civil del primer matrimonio; el documento que contenga la sentencia de divorcio; si realizaron capitulaciones, se debe anexar la escritura pública firmada por los dos. Cuando hay hijos, se debe realizar un inventario de los bienes de cada uno y lo que le corresponde a los descendientes; este inventario lo debe hacer un funcionario del juzgado de familia; finalmente, la firma de la escritura pública por parte de los novios y del notario. De la misma manera, están impedidos para efectuar segundas nupcias quienes no hayan legalizado su separación del primer cónyuge; aquellas personas que poseen incapacidad mental y las que tengan parentesco hasta cuarto grado de consaguinidad.     •Comienza la planeación de la boda   Los gastos Como ya habíamos dicho, los gastos de la celebración de la boda y de la recepción se distribuyen entre los novios por partes iguales. Lo ideal es que se llegue a un acuerdo acerca del presupuesto con el que se cuenta para este fin y, así, se pueda determinar el tipo de boda que se efectuará, el lugar, la hora y la fecha. Sólo en los casos en que el novio se casa por segunda vez pero la novia es soltera, los padres de ésta última se hacen cargo de los gastos de la recepción, del vestido de la novia y de los demás ítems que comprende el protocolo tradicional. Lo ideal es que se planee una boda discreta y sencilla, con un número de invitados promedio, de modo que los asistentes se sientan cómodos y a gusto.   Los anillos Aunque se sobreentiende, es oportuno aclarar que, desde el momento en que se acepta tener otra relación, la novia deja de usar el anillo o la argolla de su anterior matrimonio. Para este caso, se aconseja que se modifique la joya y lo convierta en otro tipo de accesorio, o se le dé a alguno de los hijos, que quiera conservarlo como un símbolo que revista importancia para él. Como se acostumbra con la primera vez, el novio puede entregarle a su prometida un anillo de compromiso, en cuanto se haya formalizado la decisión de casarse. Si el novio no ha obtenido la sentencia del juzgado en donde se le notifica que su trámite de divorcio ha finalizado, la novia no puede usar este anillo. Tan pronto sea un hecho la disolución legal del anterior vínculo, podrá lucirlo con la mayor tranquilidad.   La lista de regalos Para este caso, el tema de los regalos es importante. ¿Tiene o no que hacer lista de regalos alguien que ya recibió regalos en su primer matrimonio? Si muchos de los invitados ya asistieron al primero, es probable que no vuelvan a comprar un regalo esta vez, y de todas formas no están obligados a hacerlo. Por eso, se sugiere que se tome en consideración la lista de invitados, incluidos los padres de los novios, los padrastros e hijastros y que los novios sean sensibles a sus sentimientos, toda vez que son ellos finalmente quienes toman la última determinación. Si nos ajustamos al estricto protocolo, la norma indica que los showers y la lista de regalos están permitidos si la novia es soltera, inclusive si ella viva sola y no en casa de sus padres; de lo contrario, se sugiere que se abstengan de hacerlo.   Las invitaciones Generalmente, en estos casos, cuando es uno solo el que ha estado casado, invitan los padres; más aun, cuando la soltera es la novia y está en una edad promedio hasta los 35 años, quienes invitan son los padres de ella; pero cuando ambos ya han pasado por el altar, suelen extender ellos mismos la invitación. Se sugiere que el número de invitados no sea muy grande –en comparación con la primera vez– y que se tenga en cuenta los sentimientos de los familiares cercanos o de los hijos del primer matrimonio. Como seguramente quedarán personas por fuera de los elegidos para las invitaciones, deben hacer una lista de participaciones muy completa y enviarlas con el mismo tiempo de anticipación que las invitaciones, es decir, como mínimo un mes y medio antes de la celebración.   Durante la ceremonia Independientemente de que la ceremonia sea por lo civil o lo católico, o por otra religión o rito, es pertinente que sea muy sencilla, sobria y discreta. Obviamente, estarán presentes los familiares y amigos más cercanos, quienes asistirán de manera voluntaria y con una actitud alegre durante el acto. Si ella es soltera y lo desea, puede ir vestida de novia como tal y usar todos los accesorios que se usan en el caso de primeras nupcias, como el velo o el tocado, el bouquet, los pajecitos, la marcha nupcial y la entrega del padre de la novia. Cuando el novio es soltero, pero desea que ella, quien ya estuvo casada por lo civil, se vista de novia, lo puede hacer. Sin embargo, en este punto varían algunos pasos: puede llevar un vestido en colores crema, perla o pastel, pero no lleva el velo como tal que le cubre el rostro. Es opcional, también, que el padre la entregue o puede entrar sola al recinto, llevando un sencillo ramo de flores de colores. Finalmente, en el caso de la ceremonia religiosa, puede llevar pajecitos y dar la entrada con música de fondo, pero en ningún caso será la marcha nupcial.   El momento de celebrar Por lo general, este tipo de celebraciones son más sobrias e íntimas. La hora ideal es en la tarde y lo más usado en estos casos son las bodas campestres, en donde se crea un ambiente más tranquilo y sin tanto protocolo. Para segundas nupcias no se acostumbra el saludo cuando se llega a la recepción. En este caso, se aconseja que se delegue a una persona, ya sea contratada del lugar en que se hace la recepción, o un familiar o amigo cercano, para que reciba los invitados y les señale el lugar asignado. En cuanto a las mesas, se sigue el mismo principio: que se distribuyan los grupos de invitados por categorías como el grado de afinidad (los miembros de una familia); amigos, compañeros de trabajo, etc. El vals no se acostumbra en este tipo de celebración, pero si la pareja lo desea, pueden bailar con una canción que tenga un significado especial para los dos. •La decoración A pesar de ser una reunión más clásica, los novios pueden gozar de una decoración maravillosa. Existen propuestas modernas y muy sencillas, para bodas al aire libre o en la tarde. Acá prima la elegancia y la sencillez, aunque no por ello dejen de ser espectaculares. La creatividad, el gusto por ciertos colores, el juego de tendencias y el número de invitados, les permitirá hacer una recepción mucho más cuidada en los detalles. •El ponqué Se sigue el mismo protocolo, aunque para estos casos, la mesa de la torta, las copas y los cubiertos para partir deben ser más sobrios y no tener tantos detalles que los resalten demasiado. •El bouquet Es opcional, al igual que la decisión de rifarlo. No es aconsejable hacer las dinámicas tradicionales entre las solteras para decidir quién se lleva el ramo. Para este caso, se aconseja que la novia decida a quién se lo dará, y que lo haga público al igual que las razones, casi siempre de carácter sentimental, que la llevaron a tomar dicha decisión. La hora ideal es después del brindis o de la comida, si la hay.   La despedida No se usa que los novios se marchen antes de finalizar la reunión; tampoco, que se ‘desaparezcan‘ como lo acostumbran en algunos lugares, cuando los novios se van rumbo a su luna de miel y no se despiden sino que discretamente abandonan el lugar. Lo ideal es que sean los mismos novios los que muy sutilmente sugieran que se aproxima el final de la reunión y deleguen a dos o tres personas muy cercanas, para que comiencen a despedirse. Lo ideal es que los novios salgan al tiempo que los demás invitados y se eviten comentarios o bromas relacionadas con la luna de miel, que se consideran de mal gusto.

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